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El hombre, de apellido Pepelov (32), decidido a cumplir con el reto, colgó del techo una cuerda atada a una bobina que el auto tiene en la parte delantera.
También instaló una construcción especial en el tejado para fijar el vehículo de dos toneladas de peso cuando este llegara ahí después de ascender de manera vertical por la fachada.
Casi, casi...
Cuando el todoterreno alcanzó la altura deseada en quince minutos, y en momentos en que tenía que girar para poder estacionarse en la azotea, sus tres pilas eléctricas se agotaron y quedó colgado en la fachada, ante la mirada atenta y entusiasta de unos 200 espectadores.
Después de tres horas en esta posición, la camioneta cayó sobre la vereda sin generar grandes daños materiales.
Pepelov, que vive en la ciudad de Stara Zagora, en el centro de Bulgaria, prometió reparar el automóvil en diez días y repetir, probablemente, el reto.
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